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Año 1.030. Alfonso VI (rey de León y Castilla).
Llamado el “Bravo” (1030-1109). Al morir su padre Fernando I en 1065 repartió los estados entre sus cinco hijos. A Alfonso le dio León y a Sancho le dio Castilla. Como ambos aspiraban el dominio único no quedaron conformes con el reparto, y llegaron al enfrentamiento con las armas. En 1072 Sancho le derrotó, le hizo prisionero y fue desterrado a la corte de Al-Mamún, rey musulmán de Toledo.
Más tarde Alfonso, con su hermana doña Urraca (señora de Zamora), preparó una sublevación de los leoneses y Sancho decidió sitiar Zamora. Sancho fue asesinado por Vellido Dolfos y Alfonso fue proclamado rey de León. Para ser rey de Castilla tuvo que jurara en Santa Gadea (Burgos) no haber tenido parte en la muerte de su hermano.
Con la muerte también del rey Sancho IV de Navarra, Alfonso se benefició con la incorporación de este Reino a Castilla en el año 1076.
En 1077 Alfonso VI se intituló “Emperador de toda España”.
En 1083 conquistó Madrid y Toledo en 1085.
En los años siguientes los almorávides causaron continuas derrotas a los cristianos hasta Las Navas de Tolosa en 1212, ganada por Alfonso VIII. Lo más importante fue la batalla de Zalaca en 1086.
El monarca tuvo cinco mujeres: doña Inés, doña Costanza, doña Berta, Zaida la mora y doña Beatriz.
Año 1.083. La conquista de Madrid
Al rey castellano Alfonso VI le pareció conveniente efectuar la conquista de Madrid previa a la de Toledo, por ser Madrid un lugar fuerte y muy dispuesto para hacer plaza de armas y frontera contra los moros, y, “executolo poniendo sitio apretado”. Consiguiendo sus propósitos con sus valerosos y bien adiestrados guerreros que escalando las murallas como “gatos” consiguieron reducir a sus defensores.
Gatos madrileños
El origen de este apelativo a los madrileños viene precisamente de este hecho histórico.
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