viernes, 27 de febrero de 2015

LA MUSA DE GOYA




María Teresa Pilar Cayetana de Silva Álvarez de Toledo, XIII duquesa de Alba, que fuera musa y delicia del gran pintor de Fuendetodos, Francisco de Goya y Lucientes, era mujer elegante, esbelta y bella. Pesadilla por otra parte de la reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV,  mucho menos agraciada en lo físico y no llevaba con agrado que fuera desplazada por Cayetana en las preferencias palaciegas y populares.

Hacia 1.800, un buen día la reina, para desplazar a Cayetana en elegancia ante la “galería”, hizo traer de París varios vestidos de la última moda.
Pero eh aquí que le llegó la noticia a Cayetana  del pedido de la reina y, sin pérdida de tiempo, solicitó también a París una buena colección de trajes iguales a los de la reina. Vistió a sus doncellas con ellos y las envió a pasear  por el paseo del Prado, lugar de encuentro del “todo Madrid”, para que todos vieran los vestidos que luego luciría la reina.
Desconozco la reacción de la reina, pero me la imagino.

                          





CAYETANA
  LA MAJA.
Rompió con muchos moldes de la hipocresía existente en la sociedad de falsa moral con su talante esencialmente libertario.

 Nació en Madrid el día 10 de junio de 1.762, el día que la Villa y Corte celebraba con gran esplendor su tradicional fiesta del Corpus de gran importancia por aquellas fechas.
Figura popular y entrañable del Madrid castizo. La duquesa que enamoró al gran pintor Goya, quien la inmortalizara con sus obras de arte La Maja desnuda y Maja vestida… y que fuera para él una estrella luminosa.

Murió prematuramente a los 40 años de edad, el día 23 de julio de 1.802.
No se sabía a nivel popular que estuviera enferma y fue una desagradable sorpresa.
Se corrió con rapidez la sospecha de que había sido envenenada y el rey se vió obligado a intervenir para esclarecer los hechos. Se tomó declaración al médico que la atendió en sus últimos momentos, e incluso algunos de sus criados fueron detenidos, pero nada se pudo aclarar  sobre las causas de su muerte.

Cayetana, madrileña por los cuatro costados, tuvo una vida corta pero la vivió con gran intensidad, entregada por entero  al vitalismo y al concepto de la belleza de la época. Hija única de Francisco de Paula de Silva y Álvarez de Toledo, X duque de Huéscar, quedándose huérfana de padre a la temprana edad de 8 años. Su infancia no fue muy afortunada debido sobre todo al desapego de sus padres.

Se casó el mismo día que su madre Mariana de Silva, ésta en segundas nupcias, con su primo José Álvarez de Toledo y Gonzaga, por exigencias de su abuelo, cuando Cayetana contaba sólo 12 años de edad.

Vivió alternando su estancia en el Palacio de la Moncloa, en el Palacio de Buenavista y en su palacio de Piedrahita (Ávila) en donde la visitaba su gran amigo el pintor Goya.

A los 14 años, con la muerte de su abuelo, se convirtió en la XIII Duquesa de Alba.

En 1.796 se quedó viuda sin tener hijos, lo que supuso una tragedia para la herencia de ambas casas, la  de Alba y la de Medina Sidonia. Adoptó a una niña negra que la llamó María de la Luz.

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martes, 10 de febrero de 2015

CAMPOO, bajo la nieve



















Dice la cultura popular que  “año de nieves, año de bienes”.
Si este refrán se cumple, este año en Campoo, Cantabria, que es mi tierra,  rebosará la abundancia.


Como muestra de la enorme nevada de estos días  “de hombres, como dirían los perros”, sirva esta bonita y espectacular fotografía de mi casa en Salces, vestida de blanco.


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sábado, 7 de febrero de 2015

MADRID, HECHOS Y DICHOS



En el año 1.383 el rey Juan I de Castilla, concedió el Señorío de la Villa de Madrid el rey de Armenia León VI, que había sido liberado por el rey de Babilonia a petición del rey castellano.
Ante las protestas de los madrileños por este hecho, el rey prometió que a la muerte de León VI el Señorío de la Villa retornaría a la Corona de Castilla.

En 1.527, una ley ordenaba la restricción en el uso del oro, plata, seda y brocados en los trajes, para evitar la propensión del lujo en los trajes de vestir.

En el año 1.534, los madrileños tenían el privilegio de poder mesar las barbas a los aldeanos.

En 1.625, se fundó en Madrid la congregación denominada de San Pedro, integrada solamente por sacerdotes nacidos en Madrid.


En 1.834, por los efectos que produjo una epidemia de cólera, se pudo cometer el error de enterrar a un hombre que estaba sano. Era el propietario de un carrusel de caballitos, y, a partir de este acontecimiento surgió la locución: “Los caballitos del tío-vivo”.

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