En el año
1.383 el rey Juan I de Castilla, concedió el Señorío de la Villa de Madrid el
rey de Armenia León VI, que había sido liberado por el rey de Babilonia a
petición del rey castellano.
Ante las
protestas de los madrileños por este hecho, el rey prometió que a la muerte de
León VI el Señorío de la Villa retornaría a la Corona de Castilla.
En 1.527,
una ley ordenaba la restricción en el uso del oro, plata, seda y brocados en
los trajes, para evitar la propensión del lujo en los trajes de vestir.
En el año
1.534, los madrileños tenían el privilegio de poder mesar las barbas a los
aldeanos.
En 1.625, se
fundó en Madrid la congregación denominada de San Pedro, integrada solamente
por sacerdotes nacidos en Madrid.
En 1.834,
por los efectos que produjo una epidemia de cólera, se pudo cometer el error de
enterrar a un hombre que estaba sano. Era el propietario de un carrusel de
caballitos, y, a partir de este acontecimiento surgió la locución: “Los caballitos del tío-vivo”.
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