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Año 1.580. Tapices
La tapicería, tejido hecho a mano de lana o seda, y a veces de oro y plata, en la que reproducen composiciones artísticas, es muy antigua, ya que fue practicada por los griegos.
En España, sin embargo, es un arte mucho más tardío. Es el siglo XIV cuando despierta interés, en la monarquía y en la nobleza, únicos que tienen acceso a su utilización por su alto costo y consigue su mayor esplendor en el siglo XVIII.
En el año 1580, doña Ana de Austria (esposa de Felipe II) ordenó que se instalara una Real Fábrica de Tapices en Madrid. Será entonces cuando el maestro artesano don Pedro Gutiérrez monte unos telares en la calle Santa Isabel. Inmortalizado por Velázquez en “Las hilanderas”.
Más tarde, el monarca Felipe V, en el año 1720, fundó en Madrid la Real Fábrica de Tapices (la Manufactura Real de Santa Bárbara), en el campo del Tío Merejes, en el exterior de la Puerta de Santa Bárbara, por indicación de su primer ministro, cardenal Alberoni, a semejanza de la fábrica francesa de los Gobelinos.
Estuvo dirigida por el maestro tapicero don Jacobo van der Goten, que llegó a esta Villa el día 30 de julio de 1720, con un sueldo de 30 reales de bellón al día.
Con Carlos III tomaría un nuevo impulso, debido principalmente a la aportación artística en la realización de los cartones por Maella, Bayeu y sobre todo, Goya, que realizó durante dieciséis años, más de 45 cartones con escenas populares madrileñas muy al gusto del monarca.
Con la invasión napoleónica quedó parada la Real Fábrica de Tapices hasta el año 1815, que Fernando VII la rehabilitó.
En España existen excelentes colecciones de tapices y la que posee el Palacio Real de Madrid es la mejor del mundo.
En el año 1888, la Real Fábrica de Tapices se traslada a Atocha, calle de Fuenterrabía.
La laboriosidad de este arte-artesanía es de enorme dificultad y la confección media por artesano y año es de un metro cuadrado. Otro dato importante es que en la fábrica francesa de los Gobelinos se llegó a tener hilos con 14.000 tonos de color.
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1 comentario:
Desde luego, Emilio, siempre me quedo sorprendido por el compendio de historia de Madrid que conoces y de las que nos haces partícipes. Gracias
Un saludo
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