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Año 1559. La Casa de Campo
Este gran parque natural es una inmensa finca que Felipe II adquirió y repobló hacia el año 1559, con el propósito de hacer un coto de caza menor en las proximidades del Alcázar, con acceso directo por el Campo del Moro y por el puente del Rey.
En la actualidad se ha convertido en un parque público con un lago artificial, parque de atracciones (1969), zoológico (1972) y un teleférico (1969) desde el parque de Rosales sobrevolando el río como pájaros fantasmales. Está sometido a una sobrecarga humana por los atractivos que presenta, agravado claro está por la circulación de vehículos por las carreteras que la cruzan.
Posee pinares estupendos con pinos piñoneros. Buenos ejemplares de encinas, fresnos, chopos, robles… Y un problema añadido: la enfermedad del olmo que poco a poco ha esquilmado todos los ejemplares.
Palomas torcaces, urracas, abubillas, mirlos, ruiseñores, picapinos, jilgueros, gorriones… por decir algunas de las especies, son sus habitantes permanentes, también perdices y conejos.
El acto de cesión de la Casa de Campo al Ayuntamiento de Madrid tuvo lugar el día 6 de mayo de 1931, en la Segunda República. Entre los asistentes al acto se encontraban el alcalde Madrid, Don Pedro Rico, Indalecio Prieto, ministro de Hacienda y Obras Públicas, y José del Campo y de la Serna, periodistas. En esa fecha el hoy bien llamado “pulmón de Madrid”, se abrió al público para su goce y disfrute.
Tiene una superficie de 1.723 hectáreas, que supone la mitad aproximadamente de los parques de la ciudad.
Además de las instalaciones mencionadas, cuenta con piscina olímpica y climatizada, circuito para footing, pistas de tenis, circuito botánico, etc. El suburbano, hoy incorporado a la línea 10 del Metro, fue inaugurado en 1.961… En el llamado Cerro de los Locos, los sufridos “maletillas” aprenden y practican el arte de torear; la Venta del Batán con toriles fue construida en 1.950. Instalación del recinto de la Feria Nacional del Campo (1950). Escuela de hostelería. Albergue Juvenil… etc.
A través de los tiempos ha tenido también protagonismos bélicos desde sus cerros dominantes y aún quedan pequeños restos de la Torrecilla, atalaya de vigilancia de los Reales Sitios.
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1 comentario:
Saludos, Emilio. Como se nota ya el buen tiempo y que te acerdas de los lugares para pasear.
Un abrazo
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