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Año 1.750. Carnaval.
Situamos la pincelada histórica del carnaval en este año 1.750 porque fue Carlos III el monarca que restableció su celebración que había sido prohibida por Carlos V.También Carlos III introdujo los bailes de máscaras y llegaron a ser famosos los celebrados en Madrid y principalmente los que se hacían en el teatro del Príncipe, reproducidos magistralmente por el pintor Luis Paret.
En los carnavales madrileños es muy popular “el entierro de la sardina”, parodia que recuerda un cargamento de sardinas que llegó a la corte en mal estado y Carlos III ordenó su enterramiento.
Los carnavales madrileños no han alcanzado nunca cotas altas de desorden callejero aunque sí de alboroto, bullicio y divertimento.
A través de los tiempos han sufrido etapas de prohibición en España. La última en las décadas pasadas y felizmente recuperados con la llegada de la democracia.
En el Madrid isabelino de mediados del siglo XIX, el Barón Charles Davillier, escribía:
“Durante el carnaval, Madrid bulle con la animación de fiesta grande. Se olvidan los problemas y los madrileños de todas las clases sociales ocultos por disfraces y máscaras salen a la calle con el único objeto de divertirse sin cortapisas…
Los madrileños se gastan, sin duelo, hasta el último real de sus ahorros y a pesar de la tremenda miseria que reina en Madrid, no falta quien gasta más de lo que puede”.
Los carnavales, hasta finales del siglo XIX, fueron una de las muestras más significativas de la tradición popular, a pesar de la repulsa del estamento eclesiástico.
Tiene su origen en las saturnales romanas, fiestas en honor del dios Saturno.
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