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SIGLO XVII
Con el reinado de Felipe III comenzó a declinar la grandeza imperial, completándose la ruina y decadencia con Carlos II.
Las costumbres se relajaron y el trabajo manual era tenido como una deshonra. La vagancia, la miseria y la suciedad imperaban en todas las clases sociales.
El lenguaje se volvió soez y la gente se trataba sin respeto. Madrid, al igual que otras ciudades importantes, se llenó de gente de mal vivir y la inmundicia se amontonaba en las calles.
Por contraste, florecieron al máximo las letras y las artes y en este aspecto al siglo XVII se le denomina El Siglo de Oro.
Este siglo XVII es crucial en la vida madrileña con la creación de numerosos conventos. Se construyen también muchos edificios civiles de gran importancia y en el campo de la cultura se alcanza un enorme auge con la coincidencia en esta Villa de nombres universales, como: Cervantes, Calderón de la Barca, Lope de Vega, Quevedo, Velázquez, etc.
Con el desplazamiento de la corte a Valladolid se viven en Madrid momentos confusos al disminuir drásticamente su dinamismo habitual que recuperaría nuevamente con el regreso definitivo de la corte, después del fracaso que supuso su traslado.
En 1620 vivió Madrid el gran acontecimiento de la beatificación, en su flamante Plaza Mayor, de su santo patrón San Isidro Labrador.
Dada la afición de los soberanos a la caza, se organizaban grandes batidas, tras las cuales se realizaban fastuosos festejos y banquetes con la participación de toda la corte y la nobleza.
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