jueves, 30 de junio de 2016

LOPE, QUEVEDO, CALDERON






          LOPE, QUEVEDO, CALDERON

  NACIERON  EN MADRID  CONTEMPORANEOS CON CERVANTES

         
¡Qué tres patas para  un banco!. Frase popular muy conocida y que en esta ocasión adquiere una dimensión universal.
…Y qué casualidad, tienen el denominador común de tener los tres raíces cántabras; infortunio en el amor; escasa cuenta corriente y pertenencia a la Venerable Orden Tercera.


LOPE DE VEGA Y CARPIO







Poeta y autor dramático. Llamado el “Fénix de los ingenios”. Uno de los autores más ilustres del Siglo de Oro.

Nació en  Madrid el 25 de noviembre de 1.562, en el número 50 de la actual calle Mayor. Hijo de padres santanderinos, del pueblo de La Vega, en el Valle de Carriedo.
Su padre Félix de Vega, era bordador de oficio, establecido en Valladolid y se vino a Madrid en donde montó un taller de bordado cerca de la histórica Puerta de Guadalajara.
Su madre, Francisca Fernández Flores, ama de casa.

En palabras del propio Lope en su “Epístola a Amarilis”. “El motivo de haber nacido yo en Madrid fue por un asunto amoroso de mi padre que se desplazó a la Villa y Corte y mi madre  le siguió para alejarle de la amante y la feliz reconciliación del matrimonio tubo como fruto mi nacimiento”.

Lope  asistió al colegio de la Compañía de Jesús y a la Academia Real.
Tuvo una vida llena de peripecias, reflejada con gran riqueza lirica en su amplia obra literaria.

Su obra es ingente, pues como indica su amigo y biógrafo Juan Pérez de Montalbán, escribió 1800 comedias y 400 auto-sacramentales.

En su juventud fue protagonista de varios devaneos amorosos. A los 17 años entabló relaciones con la actriz cómica Elena Osorio y por su causa cuando ésta le abandonó escribió unos libelos difamatorios estuvo preso en la cárcel de la Villa, ubicada en el edificio que ocupa el ministerio de Asuntos Exteriores y fue desterrado a Valencia. Raptó a la hija del rey de armas de Felipe II, Isabel de Urbina, con quien se casó por poderes el día 10 de mayo de 1588 y a los pocos días se embarcó en la Armada Invencible.

A su regreso se estableció con su mujer en Valencia y a la muerte de ésta se trasladó a Madrid, en donde vivió otras aventuras (ya era famoso), una con Aurora Trillo y también con Micaela de Luján, con quien tuvo una hija, que fue monja trinitaria descalza, sor Marcela de San Félix.

En 1598 se casó por segunda vez con Juana Guardo con la que vivió en Toledo y cuya muerte le produjo una seria crisis espiritual y se ordenó sacerdote, el 24 de mayo de 1.614:
“Si el cuerpo quiere ser tierra en la tierra
el alma quiere ser cielo en el cielo”

Al final de su vida aún conoció su última pasión con Marta de Nevares (Amarilis en sus versos), a quien cuidó cuando se quedó ciega.

Sus contemporáneos y en especial Cervantes, que no eran muy amigos, le llamaban “monstruo de la naturaleza”.

Cultivó todos los géneros literarios: poesía, novela, comedia, teatro, tragedia, auto-sacramental, coloquio, entremés, autobiografía… Es sin duda uno de los genios más grandiosos de toda la literatura española.

Vivió en la calle Cervantes durante sus 25 últimos años. La casa es en la en se actualidad se ubica un museo, denominado “Casa de Lope de Vega”, en el que destacan el oratorio, estudio, estrado, la habitación de Lope, la cocina y el comedor. Tiene también un huerto. Es una casa-tipo del siglo XVII compuesta por dos plantas y guardillones en el tejado.

En 1902, la Villa de Madrid le erigió una estatua en la plaza de la Encarnación.
              
 Escrito está que nunca estuvo en  Cantabria pero también se sabe que nunca se olvidó de sus orígenes montañeses.


FRANCISCO GÓMEZ DE QUEVEDO  VILLEGAS Y SANTIBÁÑEZ





Polígrafo, político y poeta.
Una de las personalidades claves de la literatura española del Siglo de Oro.
Mentor del conceptismo.
Ostentó los títulos de Señor de La Torre de Juan Abad y caballero de la Orden de Santiago.

Nació en Madrid, el día 14 de septiembre de 1.580, con los pies deformes y una miopía aguda, que le motivaron una infancia poco feliz y solitaria. El tercero de cinco hermanos. Bautizado en San Ginés.

Su familia era de origen montañés (Cantabria) y estaba al servicio de la casa real. Su padre fue secretario de la emperatriz doña María, hija de Carlos I, y luego de la reina Ana de Austria, mujer de Felipe II.
Su madre, María de Santibáñez Villegas, era dama de la reina y de la infanta Isabel Clara Eugenia, propiciaron que Quevedo se criase en un ambiente palatino y recibiese una esmerada educación.
A los seis años de edad se quedó huérfano de padre y le nombraron un tutor, Agustín de Villanueva, un pariente lejano.

Estudió en el colegio Imperial de los Jesuitas de Madrid, hoy Instituto de San Isidro, en la calle Toledo y en los Jesuitas de Ocaña. 
Luego completó sus estudios en la Universidad de Alcalá de Henares, donde se especializó en humanidades, lenguas y filosofía.

En 1611, a consecuencia de un duelo, tuvo que marchar a Italia, en donde fue secretario y amigo del duque de Osuna, Pedro Téllez de Girón, virrey de Sicilia y Nápoles, quien le encomendó delicadas misiones políticas y diplomáticas, especialmente en la famosa conjuración de Venecia, en 1618.
En 1620, fue destituido el duque y Quevedo también cayó en desgracia, por lo que estuvo en prisión y luego desterrado en Ciudad Real, en Torre de  Juan Abad.

En 1634 contrajo matrimonio con la viuda doña Esperanza de Mendoza, señora de Cetina, de 50 años y tres hijos, pero prácticamente vivieron separados dos años. Anteriormente vivió amancebado con una mujer llamada Floris “La Ledesma” con quien tuvo varios hijos.
Fue algo mujeriego y se le bautizó con el apelativo “varón de muchas almas”, pero con poca fortuna en amores y pasaron por su vida varias mujeres, entre las que también destacan: Luisita de la Cerda (Luisi), de la casa de Medina, que fue su amor imposible y la recordó toda la vida; amó a Isabel, su primera novia…

  
Al subir al trono Felipe IV, regresó a Madrid e ingresó en la servidumbre del palacio. Sus relaciones tirantes  con el conde-duque de Olivares terminaron con su prisión en el convento de San Marcos de León, de donde salió poco después de la caída del conde-duque (1643), y se fue a Torre de Juan Abad, pero enfermo y achacoso murió dos años después, el día 8 de septiembre de 1.645, en Villanueva de los Infantes. Enterrado en la cripta de Santo Tomás, en la Iglesia de San Andrés.

Escritor de una gran capacidad creadora, en sus obras consiguió que la lengua castellana expresase a la perfección los matices más ricos y las profundidades más insoslayables del pensamiento humano. Está considerado como el escritor español de más variadas aptitudes.
Entre sus obras citamos algunas: Letrilla, jácaras y romances, de sabor popular; Grandes anales de quince días, que trataba la vida palaciega; El buscón, joya de la novela picaresca española; Los sueños, sátira de la vida española; etc., etc.


Es fácil suponer que Quevedo, se sentía orgulloso de su ascendencia cántabra ya que en alguna ocasión él mismo escribió:
“Soy señor de mi casa en la Montaña, hijo de padres que me honran con su memoria”.

Vivió en la hoy denominada calle de Quevedo, que es la misma casa en la que se hallaba la editorial El Magisterio Español, y en ella nació en 1.833, don José de Echegaray, premio Nobel de Literatura en 1.904.

Quevedo, es un apellido ilustre de Cantabria, originario de la localidad de San Martín de Quevedo, en el municipio de Molledo, que lleva por lema:
              “Yo soy aquel que-vedo / el que los moros entrasen
             y el que de aquí se tornasen / porque así lo mando yo”.

En la localidad de Bejorís, en Santiurde  de Toranzo (Cantabria),  se hallaba la casa familiar a la que dedicó estos versos:
             “Es mi casa solariega / mucho más que las otras
        pues que por falta de techo / le da el sol a todas horas”.



QUEVEDO EN TORRE DE JUAN ABAD.

Villa y municipio en Campo de Montiel, La Mancha, provincia de Ciudad Real.
Tomó renombre por el hecho de que el insigne escritor del siglo de Oro, Francisco Quevedo, uno de los autores más destacados de la literatura española, pasara en este lugar  una buena parte de su existencia, en diversas etapas de su vida, bien como huido de la justicia y desterrado, bien voluntariamente para restablecer su delicada situación física o para pleitear, en 22 ocasiones, por sus derechos sobre el Señorío de la Torre de Juan Abad.

Al fallecer su madre en el año 1.600, que había efectuado importantes inversiones en el lugar, se vió involucrado junto con su hermana Margarita para cobrar las rentas que en la villa se les adeudaba.

Quevedo fue Señor de esta Villa y a su muerte se constituyó el “Señorío de Quevedo”.
En 1.621 la Torre subastada y la adquirió un amigo suyo Alonso Mexia de Leiva.

En 1.643, ya muy enfermo se retiró a su torre-casona, que fue adquirida por su madre, y que él la llamaba “su aldea”.
Casona que fue adquirida por el Ayuntamiento y en la actualidad es la “Casa-museo de Quevedo”.
 Quevedo despachó en ella en sus tiempos de secretario del rey, importantes asuntos de Estado y también en ella compuso una buena parte de su ingente obra, como el siguiente poema:
  
Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.
Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh gran don Joseph!, docta la imprenta.
En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta,
que en la lección y estudios nos mejora.



PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA HENAO



Dramaturgo. Sacerdote. Caballero de la Orden de Santiago. Insigne literato barroco del Siglo de Oro. Su obra es muy extensa y también testimonial de su propia vida, consagrada al trabajo, a la reflexión y al estudio una vez superados los excesos propios de juventud.

Nació en Madrid el día 17 de enero, festividad de San Antón, del año 1.600. Hijo de Diego Calderón de la Barca Barreda, secretario de Cámara del Consejo de Hacienda con Felipe II y Felipe III, y de Ana María de Henao. Fue el tercero de seis hermanos.
Descendiente de la Casa solariega de Viveda (Cantabria), que el siglo XV se ubicaron en Sotillo (Reinosa) y otra rama se asentaron en Boadilla del Campo (Palencia).

Cursó estudios, primero en Valladolid, por la ocupación de su padre en la Corte que estaba allí en esa fecha, después en el Colegio Imperial de los Jesuitas en Madrid. Cursó estudios en la Universidad de Alcalá.

Contaba 10 años de edad cuando murió su madre y su padre se casó en segundas nupcias.
En 1.615, murió su padre y Pedro se fue a la Universidad de Salamanca y se graduó en derecho canónico y civil.

Abandonó los estudios eclesiásticos por la carrera militar y durante algún tiempo llevó una vida aventurera en Madrid. Entró al servicio del Duque de Frías y viajó con él por Flandes y el norte de Italia y tomó parte en varias campañas bélicas.
En 1.625, por complicaciones en un homicidio, se fue como soldado al servicio del Condestable de Castilla.

Diez años después fue nombrado director del Coliseo del Buen Retiro y gozaba del aprecio de Felipe IV. Al año siguiente el rey le nombró Caballero de la Orden de Santiago.
 

Es el año 1.638 y al servicio del Duque del Infantado, participó en el sitio de Fuenterrabía y en 1.640 participó en la guerra de Secesión de Cataluña y herido  en la campaña de Lérida obtuvo una pensión vitalicia.

Tuvo un hijo ilegítimo, Pedro José, hacia 1.646 fruto de unas relaciones amorosas, pero murió antes de cumplir diez años.

En 1651 fue ordenado sacerdote  y permaneció en Toledo durante algún tiempo, hasta que en 1663 ocupó en Madrid el cargo de capellán de honor del rey Carlos II.

Vivió en el número 90 de la actual calle Mayor, en donde murió el día 25 de mayo de 1.681. Fue enterrado sin boato alguno según sus propios deseos, en la bóveda de San Salvador, llevado a hombros por la Congregación de Presbíteros Seculares Naturales de Madrid, fundada por Jerónimo de la Quintana en 1.619, de la que Calderón fue su capellán mayor, en 1.666. También lo fue Lope de Vega en 1.628.

Sus obras representan la aportación más lograda  de la cultura de la contrarreforma y del gusto barroco. El alcalde Zalamea, La vida es sueño, El gran teatro del mundo, … son algunas de sus obras más importantes.


Supo identificarse plenamente con el espíritu de la época y en opinión de don Marcelino Menéndez y Pelayo, es el representante más genuino del siglo XVII.


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