lunes, 9 de mayo de 2016

CERVANTES







APUNTE BIOGRÁFICO

Creo que a nadie se le oculta que este año, bisiesto y olímpico, ha sido denominado a nivel mundial como Año Cervantino, por el hecho de cumplirse el cuarto centenario de la muerte del más preeminente de los  novelistas y escritores españoles de todos los tiempos. Uno de los tres colosos que la humanidad contempla, admira y venera, junto con Homero y Shakespeare: Miguel de Cervantes Saavedra.
Finísimo observador de las costumbres de su tiempo y crítico de su época. Autor de uno de los libros más conocido de cuantos se han escrito y el más traducido después de la Biblia: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.


Su NACIMIENTO



Son muchos los lugares  que pretenden atribuirse la venida al mundo del  insigne personaje en su feudo.
Sin embargo, ya está admitido  que el agraciado lugar fue Alcalá de Henares, probablemente el día 29 de Septiembre, festividad de San Miguel, ya que era costumbre en la épocas de bautizar a los bebes con el nombre del Santo del día.
Fue el cuarto hijo de los siete que tuvieron sus padres: Rodrigo Cervantes, cirujano al estilo de la época y Leonor de Cortinas, natural de la villa de Barajas. Nieto de Juan de Cervantes, licenciado en Leyes y Leonor de Torreblanca. Sus hermanos: Andrés, Andrea, Luisa, Miguel, Rodrigo, Magdalena y Juan.

Su infancia y adolescencia las vivió el pequeño Miguel junto con sus hermanos, de un lado para otro, por distintos avatares en la vida de sus padres. Etapas que fueron más bien tristes, pues su familia se vio envuelta en una serie de conflictos que menguaron su reputación  moral y social y la economía, con encarcelamientos incluidos.
Juventud azarosa, llena de episodios bélicos por Italia, cautiverio, heridas de guerra, largas ausencias, desengaños amorosos…

El resto de su existencia tampoco fue muy positiva. Años y años de intranquilidad, vagando de acá para allá buscando un empleo “pro pane lucrando” (para ganarse el pan) que le permitiera vivir sin sobresaltos y poder dedicarse a su gran pasión, las letras.
Siempre apurado,  sin dinero, sospechoso de varios delitos. Si bien a pesar de toda la tinta negra en su biografía, nunca fue un amargado.

A caballo con la última etapa de Carlos I, todo el reinado de Felipe II y parte del de Felipe III, incrementó el valor del “Siglo de Oro”.

En alguna ocasión recordando sus episodios en 1.614, escribió, quizás con un sentimiento  elevado de desengaño:
Viaje al Parnaso
«Adiós», dije a la humilde choza mía;
«adiós, Madrid; adiós tu Prado y fuentes,
que manan néctar, llueven ambrosía;
adiós, conversaciones suficientes
a entretener un pecho cuidadoso
y a dos mil desvalidos pretendientes;

adiós, sitio agradable y mentiroso,
do fueron dos gigantes abrasados
con el rayo de Júpiter fogoso;
adiós, teatros públicos, honrados
por la ignorancia, que ensalzada veo

en cien mil disparates recitados;
adiós, de San Felipe el gran paseo,
donde si baja o sube el turco galgo,
como en gaceta de Venecia leo;
adiós, hambre sutil de algún hidalgo,

que por no verme ante tus puertas muerto,
hoy de mi patria y de mí mismo salgo».

PEREGRINAJE

Contaba el pequeño Miguel 4 años de edad cuando en 1.551, su padre Rodrigo, por las deudas acumuladas fue a la cárcel varios meses y sus bienes fueron embargados. Al salir se desplazó a Valladolid con toda la familia. En 1.553 regresaron a Alcalá y dos años después se desplazaron a Córdoba para hacerse cargo de la herencia del abuelo Juan Cervantes y viajaron también  a Sevilla.

En 1.561, se tienen noticias de su venida a Madrid. Tiene Miguel 14 años. En 1.567 asiste a las clases del Maestro López de Hoyos quien selecciona varias de sus poesías, recogidas en el libro “La muerte de la reina doña Isabel de Valois”.
En 1.569, se ve envuelto en un duelo con Antonio Sigura, maestro de obras, y Miguel fue acusado por haberle herido y se vio obligado a huir a Italia.

En Roma pasó al séquito del Cardenal Acquaviva. En 1.571 intervino en la batalla de Lepanto a las órdenes del Almirante don Juan de Austria, en la galera Marquesa, en donde resultó herido en el brazo izquierdo, y de aquí su sobrenombre de “El manco de Lepanto”.

Una vez repuesto, participó en otras contiendas hasta 1.575 que en el regreso a España fue apresado su barco, la galera Sol, y fueron llevados cautivos a Argel, entre ellos también su hermano Rodrigo. Durante el cautiverio intentó varias veces la fuga, pero sin éxito.
Después de cinco años y medio cautivo fue rescatado por los frailes Trinitarios, Fray Juan Gil, pagando el alto precio de 500 escudos, y desembarcó en  Denia Valencia. Ese mismo año de 1.580, vino a Madrid y logró algún empleo de poca importancia y decide  irse a Portugal, cerca de la Corte de Felipe II, allí fijada, pero tampoco le va bien y regresa a Madrid al poco tiempo..

En 1.584, se casa con Catalina de Palacios Salazar, en Esquivias, de 19 años más joven y no mucha fortuna, por lo que aporta una pequeña dote.  Al poco le nace su hija Isabel de Saavedra, fruto de sus amores extramatrimoniales  con Ana Franca de Rojas.  En 1.585, muere su padre y tiene que hacerse cargo de la familia.
En 1.586, deja sus actividades literarias y se hace cargo como Comisario del Rey para recaudar fondos en Andalucía y se desplaza a Sevilla. Cargo que le trajo muchos problemas y acabó en la cárcel Real de Sevilla desde septiembre a diciembre de 1.597.
Es la época en que tiene la idea de irse a América, que según sus palabras: “Es común refugio de los pobres de espíritu”, pero no llegó a efectuar el viaje.

Este año de 1.597, empieza a escribir su gran obra. Parece que no hay datos de su estancia en la cárcel de Medrano, llamada “Cueva del Alcalde Medrano”, que según la tradición popular, sin confirmar, estuvo preso don Miguel de Cervantes y en donde dio comienzo a su genial obra.

En 1.604, ya vive en Madrid y se le concede el permiso, privilegio Real, para imprimir  “El ingenioso hidalgo don QUIXOTE DE LA MANCHA”, impreso en 1.605, por Juan de la Cuesta, a cargo de Francisco Robles y dedicada al Duque de Béjar, marqués de Gibraleón, conde de Benaleasar, y Bañares, vizconde de la Puebla de Alcozer, señor de las villas de Capilla, Curiel y Burguillos.
Por estas fechas se traslada a Valladolid, con 57 años,  en donde permanece hasta el regreso de la Corte de Felipe III a Madrid.
En 1.608, hay constancia de que en febrero Cervantes vivía en el madrileño barrio de Atocha. Al año siguiente ingreso en la Hermandad de Esclavos del Santísimo Sacramento, a la que pertenecían los escritores más importantes.

Los últimos años los pasó en la Villa y Corte entregado a la noble tarea de escribir.


TAMBIÉN SE HA DICHO

Los apellidos CERVANTES y SAAVEDRA, son de origen judío y se ubican en la zona de los llamados Montes de León.
En los Ancares (Lugo) hay una aldea de nombre Cervantes y otra aldea en Sanabria también Cervantes.
Este nombre proviene de ciervo, muy abundantes en ambos lugares.
Igualmente el apellido SAAVEDRA, existe en esta zona una casa-palacio  con esta denominación.


Monumento hecho con clavos de la vía del ferrocarril en el pueblo de Cervantes en Ancares.

En opinión de algunos estudiosos cervantistas la partida de nacimiento en Alcalá de Henares apareció a mediados del siglo XVIII y corresponde a Juan Cerbantes Cortina, en cuyo margen se ha agregado Miguel con letra distinta, y no aparece Saavedra.
Demasiado sospechoso es esto en opinión también de otros y se busca la justificación en el hecho de que al que llegó a ser el mejor escritor de España de todos los tiempos había que asignarle un lugar de nacimiento  más importante y obviar que es de origen judío converso, nacido en una aldea de Los Ancares.

En cuanto a la fecha de nacimiento y el propio nombre de Miguel, existen también ciertas dudas. Efectivamente en la época había la costumbre de imponer a los recién nacidos el nombre del Santo del día, pero se da la circunstancia de que ese Santo no figuraba en el santoral de Alcalá de Henares y según el propio  Cervantes, en el prólogo de  “Novelas Ejemplares” del 1.613, dice tener 64 años, lo que sitúa su nacimiento en 1.549 y no en 1.547.

Las referencias a La Mancha, se trata de un recurso literario que no se corresponden con referencias geográficas concretas de esta histórica región y que están inspiradas en los paisajes del antiguo Reino de León, así como las costumbres, juegos, supersticiones, también  la fauna y la flora que Cervantes cita a lo largo y ancho de su inmortal obra, son más propios de Galicia, León, Asturias o Cantabria, que de La Mancha. Bosques con acebos, robles, hayas, castaños, nogales, tejos… montañas y valles con prados verdes, fuentes y cascadas, ríos y arroyos. Instrumentos musicales artesanos y populares como zanfoñas, dulzainas, gaitas zamoranas, rabeles… alimentos como la cecina… juegos y tradiciones como la lucha leonesa…

CERVANTES de ascendencia JUDÍA?

… y por qué no?. ¿No lo fueron nombres tan importantes como Luis Vives, Antonio de Nebrija, Santa Teresa de Jesús, Tirso de Molina… y tantos otros?.                          
Sin embargo Cervantes trata de ocultarlo porque quizás fuera esta la razón por la cual nunca consiguió ningún cargo público superior al de “recaudador de impuestos”, una profesión  de los judíos, como la de cirujano de su padre.

Veamos algunos detalles más, que son opiniones de personas relevantes:
El Quijote tiene muchas referencias al judaísmo y se burla de la Inquisición, del culto de los santos, de los milagros…
Hay documentos de que Cervantes estudió en un colegio de Monterrey, cerca de Verín, en Ourense.
Aldonza Lorenzo, la Dulcinea de don Quijote, era una ciudadana de Sayago y en Santa Coloma del Terroso (Zamora) hay una mujer enterrada con el nombre de Aldonza Lorenzo.
La Ínsula Barataria, podría tratarse del cerro amurallado de Benavente.
La olla de don Alonso Quijano, no contiene cerdo que era tan habitual en los cocidos de la época y se toma también  “duelos y quebrantos” cuando se trata en realidad de huevos fritos con tocino y chorizo. ¿Quizás fue una fórmula más de disimular sus ancestros?.


              Se observa su mano izquierda inútil



El siguiente Autorretrato literal, está incluido en el prólogo de sus “Novelas Ejemplares”:



“Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas plata, que no ha veinte años fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y esos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha y del que hizo el Viaje del Parnaso, a imitación del de César Caporal Perusiano, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizás, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas  del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, de felice memoria”.




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