lunes, 20 de septiembre de 2010

FIESTA DE LA MAYA


EFEMERIDES MATRITENSES

UN LIBRO SOBRE LA HISTORIA DE MADRID




Además de las populares y conocidas verbenas madrileñas, hay otras fiestas en Madrid que han tenido en otro tiempo gran aceptación popular y que han ido perdiendo su atractivo.
Así por ejemplo, tenemos la fiesta de la Maya, que es una fiesta entre religiosa y pagana, que tuvo su esplendor en el siglo XVII.

Fundamentalmente, es un canto a la juventud y a la primavera. Se celebraba en Madrid desde una época muy remota, llegando a desaparecer como festejo en 1.885, si bien quedó la costumbre de pedir por las calles donativos para la Cruz de Mayo, que se celebraba el día 3 de mayo, festividad de la Invención de la Santa Cruz. También se ha confundido con Santiago el Verde.

Esta fiesta de la Maya consistía en ataviar una doncella de la forma más ricamente posible, con mantos de seda, brocados y tules; adornada con flores, y acomodarla convenientemente en el portal o patio de la casa. Los portales competían en presentar la Maya mejor.
Un jurado compuesto por los vecinos elegía “Maya del año” a la más bella y mejor adornada, y se colocaba una placa acreditativa de tal honor en el portal de la ganadora.

Todo el festejo iba acompañado por la degustación de las rosquillas “tontas y listas” (con azúcar o sin azúcar), y los “torraos” (garbanzos tostados), y bien remojado con buen “morapio” (vino) en el porrón.

El cortejo de la Maya pedía dinero a todo varón que pasare por las proximidades del “altar”, tatareando la coplilla:
“Den para la Maya que es bonita y galana”, al tiempo que cepillaban e incluso peinaban al interpelado. Si éste no soltaba “prenda”, el cortejo le despedía con otra coplilla:
“Pase el pelado que no lleva blanca ni cornado”.

Con la recaudación obtenida se organizaba una alborozada merienda en una arboleda existente en torno a la iglesia de San Lorenzo, en el barrio de Lavapiés, conocida por el nombre de Prado de las Damas, y de gran popularidad en tiempos de Carlos IV.

En la actualidad esta fiesta ha recobrado su antiguo esplendor, recuperada por la Federación de Grupos Tradicionales Madrileños y los vecinos de la calle Salitre y adyacentes.


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