viernes, 12 de enero de 2018

DE MADRID AL CIELO





                                 DE MADRID AL CIELO

 





















La permanente atención que sobre Madrid se ha tenido siempre y desde muy distintas ópticas, intereses y aun de intenciones, ha llevado a los observadores de aquí y de allá  a conclusiones muy diversas, variopintas y hasta chocantes sobre el tejido social, cultural y urbano.

Es cierto que Madrid puede resultar desagradable para unos, pero también es motivo de orgullo para muchos otros.

Interpretaciones aparte, en lo que sí podemos estar todos de acuerdo es que Madrid, por sus personajes, por su talante, por sus monumentos…es diferente.

Que Madrid, solo es Madrid, y de Madrid al cielo. Frase que pronunciara un madrileño de casta, Ruy González de Clavijo, allá en el comienzo del siglo XV, al regreso de su viaje como embajador del rey de Castilla Enrique III, ante el gran Tamerlán en Samarcanda.
De Madrid al cielo. Loa llena de significación y lirismo, tantas veces repetida. Incluida también en una bella estrofa dedicada a Madrid por Luis  Quiñones de Benavente, un toledano nacido en 1.589:
“Pues en invierno y verano
en Madrid sólo son buenos
desde la cuna a Madrid
y desde Madrid al Cielo”.

 A bellas páginas literarias, alegorías pictóricas, obras de teatro y género “chico”, estampas populares, etc., etc., hay que añadir muchas también de sus detractores.
La vida de Madrid, su historia de cada día, se sucede entre sueños, mitos y elogios, luchas también, intrigas y desprecios.

Dicen las crónicas que es difícil ser indiferente en Madrid. Ciudad apasionada y sensitiva. Capital de la hospitalidad a espuertas; y es que Madrid se hizo desde siempre merecedor de la atracción de toda clase de gentes venidas de fuera, y que una vez aquí, decidieron no marcharse nunca.

Quizás algunos de los primeros enamorados de este Madrid, bajo su cielo claro y embrujador, tantas veces exaltado por pintores y poetas fueran aquellos árabes del siglo IX, que le denominaban “Pueblo del sol”.

El territorio madrileño ha tenido siempre una importancia relevante histórico-geográfica para atravesar la cordillera Central, ya que una de las rutas más importantes de España cruza por el puerto de Somosierra.

Está situado en el centro teórico de la península a 650,7 m. sobre el nivel del mar; a orillas del Manzanares, que es afluente del Jarama y éste a su vez lo es del Tajo.
 Fue ocupado por una pequeña población visigótica primero, musulmana después y más tarde castellana.

Su población actual se fundamenta mayoritariamente en el movimiento inmigratorio desde el siglo XVI, sobre todo del procedente de las provincias limítrofes en las últimas décadas.
Pero esto no significa que Madrid no posea una identidad definida como pueblo; más bien al contrario, es rico en sus fiestas, costumbres y tradiciones que definen su cultura tradicional propia.

Si bien la historia de Madrid es pobre en acontecimientos importantes hasta el siglo IX, sí los hubo posteriormente  que de alguna manera repercutieron en los hechos particulares del pueblo de Madrid, sobre todo a partir del año 1.561 en que Felipe II le hiciera corte; época en la que cobra un protagonismo inusitado en el que el pueblo llano se ve involucrado, a veces, en contra de su propia voluntad, y sufriendo unas consecuencias adicionales como capital del Reino.

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