DE MADRID AL
CIELO
La permanente atención que sobre Madrid se ha tenido siempre y desde muy distintas ópticas, intereses y aun de intenciones, ha llevado a los observadores de aquí y de allá a conclusiones muy diversas, variopintas y hasta chocantes sobre el tejido social, cultural y urbano.
Es
cierto que Madrid puede resultar desagradable para unos, pero también es motivo
de orgullo para muchos otros.
Interpretaciones
aparte, en lo que sí podemos estar todos de acuerdo es que Madrid, por sus
personajes, por su talante, por sus monumentos…es diferente.
Que Madrid, solo es
Madrid, y de Madrid al cielo.
Frase que pronunciara un madrileño de casta, Ruy González de Clavijo, allá en
el comienzo del siglo XV, al regreso de su viaje como embajador del rey de
Castilla Enrique III, ante el gran Tamerlán en Samarcanda.
De Madrid al cielo. Loa llena de significación y
lirismo, tantas veces repetida. Incluida también en una bella estrofa dedicada
a Madrid por Luis Quiñones de Benavente,
un toledano nacido en 1.589:
“Pues
en invierno y verano
en
Madrid sólo son buenos
desde
la cuna a Madrid
y desde Madrid al
Cielo”.
A bellas páginas literarias, alegorías
pictóricas, obras de teatro y género “chico”, estampas populares, etc., etc.,
hay que añadir muchas también de sus detractores.
La
vida de Madrid, su historia de cada día, se sucede entre sueños, mitos y
elogios, luchas también, intrigas y desprecios.
Dicen
las crónicas que es difícil ser indiferente en Madrid. Ciudad apasionada y
sensitiva. Capital de la hospitalidad a espuertas; y es que Madrid se hizo
desde siempre merecedor de la atracción de toda clase de gentes venidas de
fuera, y que una vez aquí, decidieron no marcharse nunca.
Quizás
algunos de los primeros enamorados de este Madrid, bajo su cielo claro y
embrujador, tantas veces exaltado por pintores y poetas fueran aquellos árabes
del siglo IX, que le denominaban “Pueblo del sol”.
El
territorio madrileño ha tenido siempre una importancia relevante
histórico-geográfica para atravesar la cordillera Central, ya que una de las
rutas más importantes de España cruza por el puerto de Somosierra.
Está
situado en el centro teórico de la península a 650,7 m. sobre el nivel del mar;
a orillas del Manzanares, que es afluente del Jarama y éste a su vez lo es del
Tajo.
Fue ocupado por una pequeña población
visigótica primero, musulmana después y más tarde castellana.
Su
población actual se fundamenta mayoritariamente en el movimiento inmigratorio
desde el siglo XVI, sobre todo del procedente de las provincias limítrofes en
las últimas décadas.
Pero
esto no significa que Madrid no posea una identidad definida como pueblo; más
bien al contrario, es rico en sus fiestas, costumbres y tradiciones que definen
su cultura tradicional propia.
Si
bien la historia de Madrid es pobre en acontecimientos importantes hasta el
siglo IX, sí los hubo posteriormente que
de alguna manera repercutieron en los hechos particulares del pueblo de Madrid,
sobre todo a partir del año 1.561 en que Felipe II le hiciera corte; época en
la que cobra un protagonismo inusitado en el que el pueblo llano se ve
involucrado, a veces, en contra de su propia voluntad, y sufriendo unas
consecuencias adicionales como capital del Reino.
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