En este momento de purísima contemplación y bebiendo el agua
limpia, fresca y transparente, y que durante tantos años he visto deslizarse
por la orilla misma de mi casa en Salces,
se me vino a la memoria, sin poder evitarlo, uno de mis antiguos versos
que tiempo atrás le había dedicado al río, al río de mis entrañas, al río que
da nombre a toda la península Ibérica, al Río Ebro:
Río que ves
la luz
de fuentona
primorosa
en cuna vestida en piedra.
Una floresta
frondosa
arrulla el
borbollar sereno
de tus aguas en la roca.
Río que
naces río,
al son del
bardal y hiedra,
¡cuánto caudal aportas!.
Mueves piedras
de molino
hasta llegar
a Reinosa,
luego te
haces pantano
con amplitud generosa.
Y… solo digo
una pizca
de tu perfil
campurriano,
porque fiel
a tu destino,
te vas
abriendo camino
hasta tu final en Tortosa.
En tu
orilla, en la frescura,
trepan los chopos
en vertical,
buscando
firmes en la altura,
la fuerza
del sol vital.
Medra el
musgo con holgura
Y el junco
bebe del caudal.
Crece a su
antojo el sauce
Y el agua corre por el cauce.
La trucha en
el río desova
y eclosiona
bravo el alevín.
Grazna con vigor
la chova
y gorjea
contento el colorín.
Se alarga en
plenitud la ova
y pasea el
batracio saltarín.
Con sus ojos
lo mira el puente
dando paso a la corriente.
UN CORDIAL SALUDO DESDE SALCES, que es mi pueblo
DE EXCURSIÓN
pastando en libertad en Palombera
Mirador de la Cardosa en PalomberaVista parcial de Campoo
Vista parcial de Campoo
EN LA FERIA DE ESPINILLA
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