Uno
de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis
de junio, siete de julio: San Fermín.
Con
los sones de esta copla popular en la garganta de todos los navarros, de buena parte de
los españoles y un gran número de extranjeros, dan comienzo en Pamplona, una de
las fiestas más internacionales de España, los sanfermines.
Con
un amplio programa de festejos, en un clima de libertad, tolerancia y
convivencia, desde el chupinazo hasta el pobre de mí, las calles
de Pamplona, se convierten en auténticos ríos humanos que cantan, danzan y se
divierten, entre las carreras delante de los toros bravos, en los encierros
diarios, y los "vivas a San Fermín", entre trago y trago de las
abundantísimas botas de vino.
Ernesto
Hemingway, con magistral pluma, elevó esta fiesta al más alto grado de
sublimidad, en honor a ese obispo pamplonica, que predicó en Francia y que allí
sufriera martirio.
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