jueves, 19 de enero de 2012

LAVANDERAS DEL MANZANARES




En el año 1.853, el día 28 de febrero, el periódico La Época publicaba una triste noticia:

“Tres infelices lavanderas que lavaban ropa en el Manzanares, quedaron paralizadas de todos sus miembros a causa del frío y fue preciso conducirlas en camilla a Madrid para salvarlas de la muerte”.

“… Las lavanderas cavan en la arena unos hoyos, que ellas llaman lavaderos, en los que retienen, todo lo más que pueden, las avaras ondas del pequeño curso de agua. Estas lavanderas ocupan en una gran longitud, desde el Puente de Toledo hasta el de la Casa de Campo, el curso del Manzanares, que se divide en varios regueros y se encuentra metamorfoseado en agua de jabón. El lecho del río sustenta a muchas chozas de cañas, destinadas a defender a las lavanderas de los rayos del sol. También se ven largas filas de pértigas, dispuestas paralelamente, y en las cuales se secan los paños menores de Madrid…”.

Sirvan estas palabras del barón Charles Daviller para hacer un pequeño homenaje de recuerdo para tantas sufridas lavanderas madrileñas que tanto tuvieron que restregar en las aguas del río para sacar adelante a sus hijos. Y a estos niños que bajaban a jugar al río al lado de sus madres y que luego ayudaban en casa a clasificar la ropa limpia y llevar las cuentas.




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