PALACIO DE LAS CORTES.
Para situar la “pincelada histórica” del palacio de las Cortes, tenemos muchas fechas para elegir, dada la actividad y trascendencia política de los actos que en él se han celebrado, pero me he decidido por el año de su construcción en 1.843.
Se erigió en el solar que ocupó el Convento del Espíritu Santo en la Carrera de San Jerónimo, que se incendió en 1.823. El proyecto fue de Narciso Pascual Colomer.
Ha disfrutado a lo largo de su existencia de varios nombres, se ha llamado Asamblea Nacional, Cortes Generales, Congreso de los Diputados.
Su decoración interior reúne un valor muy estimable compuesta por obras de de pintura y escultura de varios artistas de gran talla.
Mantiene imperecederos guardianes a los dos leones fundidos en bronce con los cañones arrebatados al enemigo en la guerra de África de 1.860. Fueron fundidos en Sevilla en la fundición de Artillería en 1.866 y en su día sustituyeron a los iniciales de otro material. Son obra del escultor Ponciano Ponzano, y conocidos popularmente como Daoiz y Velarde.
Próximos a él se encuentra el Museo del Prado, San Jerónimo el Real, la Fuente de Neptuno, el Hotel Palas (construido sobre el que fue palacio de Medinaceli), … etc.
En su hemiciclo se han vivido páginas inolvidables con el mayor esplendor, pero también muy tristes y dolorosa.
El 23 de febrero de 1.981, un guardia civil llamado Tejero con su grito ya histórico de: “¡Todo el mundo al suelo!” y las balas de los fusiles impactando en el techo, protagonizó un fallido golpe de Estado, manteniendo secuestrados en sus asientos a la totalidad de los miembros del gobierno y diputados.
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